Perros callejeros como chivos sin ley en Villa Mella
La creciente población de perros callejeros se ha vuelto más que un problema de convivencia en el ensanche Sarah Gabriela, Santo Domingo Norte amenazando la seguridad y la salud de esa comunidad.
La presencia de canes sin hogar se ha vuelto notoria, y los riesgos asociados son evidentes. Vecinos han reportado encuentros intimidantes, ataques y preocupaciones sobre la transmisión de enfermedades y advierten de que esta situación no puede ser ignorada más tiempo.
“Hemos tenido casos de mordeduras. La situación es insostenible, y necesitamos que Salud Pública o el ayuntamiento tomen medidas antes de que se pierda una vida”, asegura Ana Martínez, madre de tres niños quien expresa temor por esta situación denunciada.
Los residentes siguen elevando sus voces. Exigen acción de las autoridades locales tras considerar que la seguridad de los niños y la tranquilidad de las familias están en juego.
“Mis hijos no pueden jugar afuera sin que me preocupe por los perros que andan sueltos. Necesitamos que hagan algo para proteger a nuestras familias”, son las palabras de Darwin Javier Pérez, Residente de Sarah Gabriela.
Conversamos con expertos sobre este tema, Cristina Gutiérrez, miembro del Colegio Dominicano de Médicos Veterinarios asegura que esto puede reducirse a través de la esterilización y la adopción.
“La sobrepoblación de perros callejeros no solo es un problema de bienestar animal, sino que también plantea riesgos significativos para la salud humana. Campañas de esterilización masivas y programas de adopción son fundamentales para controlar la población y mejorar la convivencia en la comunidad”, plantea la doctora Gutiérrez.
La sobrepoblación de perros callejeros en Sarah Gabriela exige medidas inmediatas en lo que supone un desafío que amenaza la seguridad comunitaria y la salud pública. Los residentes manifiestan no están dispuestos a esperar más. Mientras surgen estas inquietudes, se vislumbra un panorama que además puede tornarse perjudicial para los propios animales debido a represalias que puedan tomar quienes denuncian riesgos de esa sobrepoblación de animales.